MEZQUITA DE CORDOBA: MUROS Y PUERTA EXTERIOR
PUERTA DEL PERDÓN
abierta en el muro Septentrional, o Norte, al lado de la Torre – Campanario de la Catedral y antiguo Alminar de la Mezquita.
Construida en el año 1377, la que ha llegado a nuestros días presenta
el aspecto tomado tras la restauración llevada a cabo a mediados del
siglo XVIII. Se trata, pues, de una obra originalmente de estilo mudéjar que vino a sustituir a una anterior que databa de época de Abd al-Rahman III. Tanto el arco de herradura como las albanega que acogen dos escudos de armas de Enrique II, tienen una misma decoración basada en atauriques realizados con yeso, los cuales recuerdan a algunos utilizados en los Reales Alcazares de Sevilla.
LA PUERTA DE SAN ESTEBAN
también conocida como de los Visires, o de San Sebastián, nombre este último que aparece en el grabado que hay en el suelo frente a la propia puerta y que se tiene por el original, tomado por el vecino Hospital de San Sebastián. Un error posterior hizo que ahora sea conocida popularmente como Puerta de San Esteban. Se trata de la entrada por la que se accedía desde la calle al oratorio de la Mezquita de Abd al-Rahman I, por lo que está fechada, como la anterior, en el siglo VIII, si bien sufrió una importante reforma en el siglo IX, momento en el que se le añadirían los motivos ornamentales. Esto queda patente gracias a la inscripción que hay en el arco y que señala el año 855 d. de C. como fecha de estos añadidos. Su estructura la forma un vano adintelado sobre el que hay un arco de herradura ciego en el que se alternan las dovelas, con motivos vegetales, y grupos de ladrillos colocados de canto. A los dos lados de la puerta, hay dos ventanas cerradas con sendas celosías de mármol blanco, de las que algunos autores afirman que son reutilizadas de la antigua Basílica de San Vicente. Remata todo el conjunto, en la parte superior, un tejaroz de piedra sustentado por modillones y sobre el que hay una serie de almenas escalonadas.
LA QUIBLA
La quibla es el lugar más importante de una mezquita pues marca la orientacion hacia la meca. Recordemos que los musulmanes deben rezar siempre orientados a esa dirección
EL MIHRAB
El
mihrab de la aljama cordobesa es un excelente ejemplo no tanto de las
soluciones constructivas de época califal (hablamos en este caso de una
pieza de muy reducidas dimensiones: tres por tres metros), sino sobre
todo de las concepciones entonces existentes sobre la decoración de las
partes más destacadas de un edificio religioso y, lo que es más
importante aún, acerca de la simbología aplicable precisamente a esos
elementos ornamentales ya que, como es sabido, la religión islámica es
poco amiga de las representaciones figuradas y, menos todavía, en las
mezquitas. Pero además, este mihrab cordobés es también demostrativo de
cómo concepciones de muy diversa procedencia oriental (bizantinas,
arábigas, persas, etc.) acabaron triunfando en la arquitectura andalusí.
Pese
a su reducido tamaño, el mihrab cordobés posee una gran originalidad,
ya que con anterioridad a esta construcción los modelos existentes se
reducían a pequeñas hornacinas abiertas en el muro de la qibla.
En este caso, nos hallamos ante una habitación de planta poligonal
(siete lados) que verticalmente podemos dividir en tres zonas: un zócalo
marmóreo, un friso intermedio en el que encontramos seis arquillos
ciegos polilobulados sobre los que se dispone una banda con versículos
del Corán y, por último, una cubierta en la que se hia colocado una
bóveda octogonal hecha en yeso y que adopta la forma de una concha
(bóveda avenerada). Debe recordarse que este espacio, vedado a los
fieles, es el más íntimo y sagrado del templo, ya que simboliza la
presencia de Alah en la mezquita y, por otra parte, es el lugar junto
al que se coloca el imán cuando debe dirigir la oración.