jueves, 12 de mayo de 2016

PARES

¿QUÉ ES PARES?
Es un proyecto del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte destinado a la difusión en Internet del Patrimonio Histórico Documental Español conservado en su red de centros.
¿PARA QUE SIRVE PARES?
para buscar información de archivos historicos
ermite el acceso a bases de datos descriptivas de documentos y a bancos de imágenes digitalizadas de los mismos, superando las barreras tradicionales del acceso a los archivos y facilitando a cualquier persona el acceso remoto vía Internet, de forma libre y gratuita, las 24 horas del día.

MONOGRAFICOS
El Portal Movimientos Migratorios Iberoamericanos es un proyecto coordinado por la Subdirección General de los Archivos Estatales del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte español, desarrollado con el objetivo de fomentar y facilitar el acceso a los fondos documentales relativos a la emigración española a Iberoamérica en la época contemporánea. Ofrece un acceso libre y gratuito a cualquier usuario interesado en acceder a los documentos e imágenes digitalizadas de estos fondos.
Esta nueva base de datos es fruto de una intensa labor de cooperación entre varios archivos españoles e iberoamericanos, que se irá incrementando progresivamente según se vaya describiendo y digitalizando la documentación de carácter migratorio que se conserva a un lado y otro del Atlántico.
Las referencias personales de los emigrantes que aparecen en este Portal están extraídas de las siguientes series documentales:
  • Listas de pasajeros y emigrantes del Consulado de España en Veracruz (Archivo General de la Administración, España)
  • Expedientes de licencias de embarque a la Isla de Cuba y Puerto Rico (Archivo General de Indias, España)
  • Registro Nacional de Extranjeros en México (Archivo General de la Nación de México)
  • Solicitudes de permisos de residencia en la República Dominicana (Archivo General de la Nación de la República Dominicana).
  • Libros de Pasajeros de Policía de Montevideo (Archivo General de la Nación de Uruguay).
  • Registro de Nacionalidad del Consulado de España en Rosario (Fundación Complejo Cultural Parque de España, Argentina).



    Portal de victimas de la guerra civil y represaliados del Franquismo

    Con la difusión y puesta a disposición de los ciudadanos del Portal de Víctimas de la Guerra Civil y Represaliados del Franquismo, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte cumple uno de los mandatos más significativos de la Ley de la Memoria Histórica: facilitar el acceso a los documentos relativos a las víctimas de la Guerra Civil, el exilio y sus consecuencias y la represión durante la dictadura franquista.
    Los ciudadanos pueden consultar en este portal una base de datos con las referencias existentes en archivos dependientes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, sustentada en los documentos que reflejan el sufrimiento y la violación de los Derechos Humanos que padecieron nuestros compatriotas durante tan largo periodo. A ellas se han añadido las relativas a la presencia de refugiados españoles en los campos de concentración y exterminio nazis, a partir de fuentes extranjeras.
    Las referencias del Portal de Víctimas se centran en quienes padecieron expresiones de violencia personal, represión, depuraciones, injusticias y agravios por motivos políticos, ideológicos, religiosos o de otra índole, tanto de los que no eran afines al Movimiento Nacional, como de quienes tampoco lo eran con el gobierno republicano legalmente constituido.
    La magnanimidad del pueblo español y de las mujeres y hombres de la Transición contrasta con las actitudes y los tiempos deshonrosos del pasado en el que sucedieron aquellos hechos. La Ley de la Memoria Histórica asume y profundiza el espíritu de reconciliación, concordia y reencuentro de los españoles, cuyo reflejo jurídico es la Constitución de 1978.

    Los carteles de la guerra civil española

    El Centro Documental de la Memoria Histórica conserva una de las mejores colecciones de carteles de la guerra civil existentes en el mundo. Especialmente rica y completa respecto a los producidos por la República, ha sido ampliada posteriormente con la incorporación de otros carteles significativos editados en su día por el bando nacional. Dichos carteles ya se dieron a conocer a través de la publicación en formato CD-ROM realizada por el Ministerio de Cultura en dos volúmenes (el 1º de ellos en el año 2002 y el 2º en 2005). En la actualidad la colección consta de 2.280 carteles que pueden ser consultados a través de esta base de datos.

    Españoles deportados a campos nazis 

    La presente base de datos reúne básicamente los contenidos de la publicación Libro Memorial. Españoles deportados a los campos nazis (1940-1945), editada por el Ministerio de Cultura de España en 2006, resultado de una investigación de Benito Bermejo y Sandra Checa. Se han corregido algunos errores u omisiones presentes en la versión impresa.
    Por otro lado, una parte de la información (la relativa a los traslados) queda pendiente de una ampliación que tendrá lugar en breve plazo. Además, en una fase posterior se podrán ir incorporando otras informaciones que no estaban presentes en la versión impresa, la cual correspondía al estado y resultados de este Proyecto a principios de 2006. Igualmente se añadirán algunos materiales complementarios, con la intención de hacer más útil para los usuarios la consulta de la presente base de datos.
    Con esta forma de presentar los contenidos del Libro Memorial se pretende proporcionar una herramienta de información para un público muy amplio y además añadir algunas posibilidades de consulta que una versión impresa difícilmente podría ofrecer.
    También se quiere animar a que por parte de las personas interesadas se realicen aportaciones sobre los posibles errores u omisiones que se puedan hallar. Dichas aportaciones serán tenidas en cuenta en la fase posterior de este Proyecto y de sus autores (con acuerdo de ellos) quedará constancia

    Un viaje a la Guerra de la Independencia (1808-1814)

     ocupacion y resistencia:Abandonado por los máximos representantes de la nación y huérfano de su Rey, el pueblo español se sintió depositario de la soberanía, encarnada en las 18 juntas supremas provinciales.
    En cada territorio, diseñaron un plan de defensa y controlaron el levantamiento popular. La Junta Central, formada por representantes de las provinciales y de las colonias y reinos de América, organizó el Gobierno de la nación. Nombró una Junta General Militar y creó los cuerpos de las Milicias Honradas, los tribunales de Vigilancia y Seguridad y los comisarios provinciales, a la vez que convocó a las Cortes para recoger el parecer de algunas juntas, así como del mismo Jovellanos y de Calvo de Rozas. Al efecto, creó una Comisión de Cortes, que tomó el pulso a la opinión de las fuerzas vivas de la nación.
    Desprestigiada la Junta Central por los fracasos militares, designó un Consejo de Regencia que se encargó de la convocatoria de Cortes (24 de septiembre de 1810). Su legitimidad estaba basada en la nación, no en el mandato regio. La legislación gaditana superó el reformismo ilustrado e introdujo los principios jurídicos, políticos y económicos que sirvieron de base para la modernización de España. La Constitución de 1812, vulgarmente llamada La Pepa, se convirtió en el símbolo de la libertad, soberanía e independencia de la nación a través de los tiempos.

    El desarrollo bélico

    Desde el punto de vista militar, esta guerra gravitó sobre tres pilares fundamentales: el ejército español, que salió mal parado por los continuos fracasos; el ejército luso-británico, que lució tras la estela inigualable de Wellington; y las guerrillas, que se desarrollaron en los territorios donde no había otra forma organizada de hacer la guerra. Los tres pilares se convirtieron en instrumentos para la consecución del triunfo sobre los ejércitos napoleónicos.
    En las fuerzas españolas, constituidas por unidades regulares, las milicias como Ejército de reserva y multitud de voluntarios unidos al Ejército regular o actuando en guerrillas, la cadena de mando no existió hasta el nombramiento de Wellington como general en jefe del Ejército en 1812. Mal armado, con escasa instrucción y disciplina, carente de víveres y de vestuario, pagas, hospitales y equipos de campaña, el Ejército nacional improvisado por las juntas no desistió hasta la victoria final. Las guerrillas obligaron a los franceses a emplear numerosos efectivos para asegurar la retaguardia y proteger convoyes de aprovisionamiento.

    Los afrancesados

    Tras la ocupación de España, Napoleón desarrolló un programa político a partir de la Constitución o Estatuto de Bayona de 1808, que fue aplicado en la práctica por el nuevo rey José I.
    Para llevar a cabo dicho plan, intentó atraer a su lado a las élites reformistas ilustradas españolas. Pretendió una simple reforma administrativa e introdujo el gobierno de una minoría; sin ningún parangón con la Constitución española de 1812, que fue un auténtico pacto social, impuesto al Soberano, como expresión de la voluntad nacional.
    De hecho, fueron los mariscales y generales franceses quienes controlaron la Administración en sus respectivos territorios. Es por ello por lo que el Monarca se rodeó de fieles partidarios, los llamados josefinos, afrancesados en el sentido político. Quiso conquistar la opinión española para su causa a través del juramento de fidelidad al Rey y mediante la propaganda (prensa, proclamas, folletos, teatro y púlpitos).
    José I nunca fue popular entre los españoles, ni obtuvo el mando militar de las tropas napoleónicas destacadas en el país, aunque una parte de la nobleza, del clero y del estado llano se mantuvo en su órbita por motivos diferentes.

    La huella de la guerra

    La guerra, la destrucción de las cosechas y la escasez de productos provocaron un ciclo económico de carácter inflacionario en las economías locales. La constante presión fiscal sobre los pueblos generó la pasividad de las gentes y un rechazo a los excesos cometidos por los soldados y guerrilleros sobre sus bienes. A las malas cosechas y campos abandonados por la falta de hombres, se sumaron las epidemias (1809, 1810, 1813), la miseria y el hambre (1811-1812).
    Vivir en tiempos de guerra fue una heroicidad para las capas más desfavorecidas de la sociedad. Los bagajes, alojamientos de soldados, requisas y suministros fueron continuos, junto a otros atropellos y violencias, principalmente de contenido religioso, como actos de iconoclastia y sacrilegios cometidos por los imperiales.
    Las ciudades sitiadas se convirtieron en verdaderas ratoneras de muerte para la población civil: tras el asalto venía el saqueo, los robos, las violaciones de las mujeres, los incendios y excesos de todo tipo.
    La guerra introdujo la inseguridad, trajo la muerte y el caos a todas partes, y alteró la cotidianidad de la vida diaria, las costumbres religiosas, la diversión y el esparcimiento. La mujer alcanzó un nuevo protagonismo en la esfera pública, realizando tareas de aprovisionamiento y de organización de la resistencia.




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