LA CIUDAD DE ALMERIA EN EL SIGLO XIX
Puerta de la Imagen
La ciudad que fundó Abderramán en el siglo X estaba protegida por unas murallas que iban desde la Alcazaba hasta el mar. La muralla oriental partía desde el Baluarte del Saliente de la Alcazaba hasta el mar y su principal acceso era la Puerta de la Imagen. Al crecer la ciudad comunicó los barrios musulmanes de la Medina y la Musalla a través de la principal arteria urbana que conducía desde la mezquita mayor hasta la Puerta de Pechina, que continuó siendo importante en la edad moderna.
Por su historia de más de mil años y por ser un punto simbólico de la expansión de la ciudad, la ubicación de esta antigua puerta es el punto de partida de este itinerario. Entre la calle Almedina y la calle Reina.
Plaza Vieja
La Plaza Vieja, también llamada Plaza de la Constitución, fue plaza pública ya en época musulmana. En el siglo XVIII se trasladó aquí el Concejo o Ayuntamiento. En el siglo XIX surge la necesidad de armonizar la plaza a los gustos burgueses de la época y el arquitecto Juan Bautista Domínguez confecciona una plaza mayor porticada, de forma trapezoidal y soportales. En el centro de uno de los lados, el Ayuntamiento, acorde con las fachadas del resto de edificios, pero más alto para imponerse al resto. El modelo liberal, con diseño clasicista de planta baja y dos pisos. Presidiendo la plaza, el Pingurucho de los Coloraos, una monumental columna-cenitafio. Fue levantada para conmemorar la gesta de un grupo de liberales que, procedentes de Gibraltar (con casacas rojas, de ahí los Coloraos, que eran las del ejército inglés), desembarcaron en Almería en 1824 para unirse a la sublevación contra el absolutismo de Fernando VII. Apresados, fueron ejecutados sin juicio previo. Son los ‘mártires de la libertad’, el símbolo del liberalismo progresista almeriense.
Plaza de San Pedro
Con el liberalismo, Almería se convertía en capital de provincia, desgajada del Reino de Granada. La desamortización de las propiedades eclesiásticas hicieron que los lugares religiosos pasaran a manos de la Diputación y los terrenos en subasta se vendieron a los burgueses que empezaron a trazar nuevas calles y plazas y viviendas. La desamortización afectó especialmente al convento de San Francisco, del que solo ha quedado la iglesia de San Pedro. Los terrenos de delante sirvieron para construir una glorieta y su nombre pasó de ser plaza de San Francisco a Plaza de San Pedro. Luego se llamaría de Isabel II y de la Libertad en 1868.
Puerta de Purchena
En 1855 se autorizaba tirar las murallas, terminando así con la ‘ciudad conventual’ encerrada y naciendo así la Almería moderna. La ciudad comenzó a crecer de forma imparable hacia el mar, hacia la vega y también hacia el norte. El corazón de esa nueva ciudad será la Puerta de Purchena. Los pocos lienzos que sobrevivieron fueron aquellos que no tenían valor económico por su ubicación o por ser más costosos de derribar. Sólo se salvaron así los del cerro de San Cristóbal, la muralla de Jayrán y algunos pocos lienzos y torreones. La Puerta de Purchena se convierte en centro estratégico de la ciudad y ya tiene a comienzos del siglo XIX el carácter de plaza urbana. En ella confluían tanto los principales ejes del ensanche burgués, el Paseo y Obispo Orberá, como los nuevos barrios del ensanche obrero. La presencia de la figura de Nicolás Salmerón ha sido ampliamente aceptada por los almerienses como una justa reivindicación hacia el que fuera presidente de la I República española por sus valores y por lo que representa en el plano político.
Barrio de la Caridad
Un ejemplo de viviendas obreras de la época es el barrio de la Caridad. Levantado al norte de la ciudad para albergar a los damnificados por las inundaciones del 11 de septiembre de 1891, definitivas también para hacer el encauzamiento de la Rambla de Belén. El modelo normal de fachadas con puerta y ventana, se amplía en algunos casos con un pequeño jardín privado, dando una mejor ornamentación. Pero, no todos los obreros tenían una vivienda, en 1900 el 10% de edificios de la ciudad eran cuevas y chabolas.
Plaza de Toros y calle Granada
La arquitectura del ocio como género necesario para una sociedad urbana y una burguesía cada vez más consolidada y enriquecida aparece con claridad. La actual Plaza de Toros fue proyectada por Trinidad Cuartara y Enrique López Rull y se concluyó en 1888. Con capacidad para 9.045 espectadores sustituyó a la anterior existente entre calle Granada y Murcia, que se había quedado pequeña para una ciudad cada vez más poblada y rica. La plaza fue inaugurada el 26 de agosto 1888 por Lagartijo y Manzzantini, que lidiaron toros de Veragua. Piedra, ladrillo y hierro fueron los materiales empleados en su edificación. Se distingue este coso por el ambiente que crea sus peculiaridades, como la ancestral costumbre de merendar que tiene el público después del tercer toro.
En la calle Granada encontramos un magnífico ejemplo del eclecticismo de la Restauración. Una fachada perfectamente simétrica, con puerta y dos ventanas que se prolongan hast el suelo, zócalo, pilastras a ambos lados, cornisa de coronamiento y patio de luces. Lo más característico, el enriquecimiento ornamental.
Calle Obispo Orberá
Después del Paseo, la calle Obispo Orberá es la más importante del ensanche de levante. Por ella discurría la muralla medieval del siglo XI. Se trazó a partir de 1872 atravesando distintas huertas hasta llegar a la rambla. En esta calle se unía el centro de la ciudad con el extrarradio. Allí se situarán numerosos comercios y fondas y edificios significativos de la burguesía construidos en el periodo de la Restauración como el Mercado Central, el teatro Apolo y la Compañía de María.
Paseo de Almería
La primera fase del Paseo será diseñada por el arquitecto Fabio ago. Las viviendas construidas corresponderán al modelo arquitectónico de vivienda unifamiliar de la burguesía liberal. La segunda fase, hasta Rueda López, corresponde a un proyecto de ensanche de 1860 del arquitecto municipal Marín Baldó, siguiendo el Paseo en línea recta sin respetar el quiebro de la antigua muralla. La tercera y última fase responde a un proyecto de Trinidad Cuartara de 1874, organizando el Paseo como boulevard con calzada central y dos paseos laterales con árboles y aceras. En 1890 se decide construir una plaza circular en la confluencia del Paseo y la Rambla así como una calle (Reina Regente) que una el Paseo con el nuevo puerto. En la segunda mitad del siglo aparecen los miradores en los balcones como elementos característicos de las nuevas viviendas.
Plaza de la Catedral y entorno
Alrededor de la Catedral como nuevo centro de la ciudad, se intentó destruir todo aquello que sonara a Antiguo Régimen, pero no se consiguió del todo, y quedaron arcos que incluso después hubo que reconstruir.
En el entorno destacan: el Archivo Histórico Provincial que presenta la portada de D. Francisco Jover y Tovar en la calle Infanta, realizada en 1894. La ostentación arquitectónica es una muestra de que la burguesía enriquecida quería legitimarse.
La casa de los marqueses de Torrealta, en la plaza Careaga, corresponde a un diseño sin firma de 1847 y a un modelo neoclásico de la primera mitad del siglo XIX.
El Palacio Episcopal enfrente de la puerta principal de la Catedral terminado en 1896. Nunca antes Almería había tenido una sede del obispado y fue la mejora de las relaciones entre la Iglesia y el Estado lo que permitió su construcción. De estilo ecléctico. Al lado un flamante nuevo hotel, fruto de la rehabilitación de una antigua vivienda burguesa, donde en su sótano se ha hallado un aljibe del siglo XI. También cercana se encuentra la vivienda donde residió el poeta, escritor y Premio Príncipe de Asturias José Ángel Valente desde 1984, que eligió Almería como ciudad de adopción.
Antigua Estación de Ferrocarril
El ferrocarril en el siglo XIX era el símbolo del progreso y de modernidad. Para Almería además era necesario por el auge de la minería de plomo y hierro. La empresa que la realizó fue la Compañía de los Caminos de Hierro del Sur de España con criterios economicistas. El tramo Gérgal-Santa Fe de Mondújar era tan lento que obligó a electrificarlo, convirtiéndose así en la primera línea movida por electricidad de toda España. La estación es sin duda una de las más bellas de todo el país. Se construyó entre 1890 y 1893, y entró en funcionamiento en 1895. Está declarada Bién de Interés Cultural. La gran estructura de hierro y cristal tiene un vestíbulo decorado con un mural de la Virgen del Mar pintado sobre azulejos por un empleado de RENFE y un mosaico de Luis Cañadas realizado en 1991-1992. Como gusto del barroco, se consigue un contraste de materiales y colores. La alternancia de ladrillo y cerámica le da un aspecto neomudéjar.
Puerto
El mar siempre ha ido ligado a Almería, gracias al mar la ciudad ha superado su aislamiento en muchas ocasiones. Y sin embargo, el puerto de Almería es un logro relativamente reciente, una conquista para la ciudad cuya principal fuente de riqueza era la exportación de plomo, hierro, esparto y uva.
En 1843 se inician las obras del dique de Pescadería (origen del actual de poniente, terminado en 1866) y el 23 de mayo de 1847 la construcción del embarcadero. Los muelles del primitivo puerto se extendían hasta la desembocadura de la rambla de La Chanca. Allí estaban los almacenes e instalaciones portuarias y también la zona industrial de las esparterías y fundiciones de plomo. La Chanca se consolida como barrio humilde, de obreros y pescadores.
El dique de levante comenzó a construirse en 1889. A partir de la segunda mitad del siglo XIX el Paseo del Malecón se fue convirtiendo en un foco de atracción para la alta burguesía, como lo manifiesta lo que hoy es sede de la Cruz Roja que fue la vivienda palaciega de D. Fernando Roda.
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